lunes, 8 de octubre de 2012

Volcán de chocolate

El otro día estaba viendo el programa de Maru Botana en la televisión y no podía entender cómo alguien puede tener tanta destreza para preparar algo tan rico. En mi casa traté de recrearlo pero a decir verdad, no pude cumplir. No me salió nada. El volcán de chocolate por empezar se me desplomó. Los brownies se me pegaron todos y me quedaron como una cosa dura, nada maciza, una piedra diría más que un brownie, para sacarse los dientes, verdaderamente escandaloso lo mío en la cocina. No sé si estaban ricos o no, porque era imposible probarlos y mantener la dentadura. Tal vez se podrían haber cortado con sierra eléctrica y luego consumido en forma de pastillas. O por ahí se ablandaban si los dejaba un día en agua ras, aunque dudo que después eso fuera comestible. Así que tuve que pedir comida. Por suerte el delivery acá en mi barrio es algo común, está lleno de rotiserías. Además terminamos comiendo helado, nada de brownies, pero en fin, rico de todos modos. Estuve pensando en hacerme un curso de cocina porque no quiero renunciar, a pesar de no ser hábil en esos vericuetos me gustaría empezar a incursionar en ello, porque a decir verdad me distiende. Y cuando preparo algo que sale bien, ahí sí, es como sentirse realizado. Es haber logrado una obra de arte de la que pude alguien sentirse orgulloso. Es para sacarle una foto, o mejor aun, para encuadrarlo. Aunque después se pudre y larga un olor. La verdad es que no da así, salvo que se deshidrate, en es caso puede ser, se mantienen aunque se echa a perder la estética de la obra y ya no tiene más sentido, deja de ser un espectáculo a la vista. Bueno, llegó la hora de volver a intentar preparar el volcán de chocolate, espero que esta vez salga y sobre todo que no haga ebullición antes de tiempo.